miércoles, 3 de febrero de 2010

Córdoba 1º de Febrero de 2010

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1 Febrero 10, la mente que no para, y la mía tiene ganas de volver a tiempos pasados, aunque en situaciones presentes, tiene ganas de “reencontrar” a parte de aquellos antiguos compañeros de “fatigas”, laborales, que aún, somos tantos en esas circunstancias, que no habrá vida para satisfacerla, así que tomo mi libreta de direcciones, porque la almacenada en el disco duro, puede llegar cualquier “bichito”, y dar al traste con todo lo almacenado.


Voy recorriendo la misma y llamando a los que creo oportuno, y que aun no hayamos coincidido, unos estamos y otros no, es natural, la mayoría estamos jubilados, pero como decía uno, “Joder, tengo ahora mas trabajo que cuando estaba en activo”.

En un principio, contacté con siete, buen número cabalístico, y al día siguiente, día en que nos íbamos a tomar un cafelito, como los ingleses su Té, o bien las corridas de toros de antaño, a las cinco de la tarde, recibí una llamada excusándose, ya le había preparado al portador de ésta, dos compañeros de “oficio”, que dijeron como todos, “que le vamos a hacer, a la próxima”.

Siempre que vas a ver caras nuevas, estás un poco en expectación, por como serán actualmente, son casi 50 años y en algunos casos 52, y el mundo da muchas vueltas, no incalculables, que va, se pueden averiguar, pero a cada una de ellas, nos va transformando.

Llegan las 17 horas, y veo que viene Antonio Muñoz Varo, mira su paso es mas ligero que antaño, su andar peculiar, nos saludamos y al momento Antonio Sánchez Caler, buena persona, suena el móvil, y ¿Oye donde estáis?, en la esquina de la Avenida, que ya estoy aparcando, Alfonso Pérez Guevara, miro a mi derecha, y viene un señor con unas gafas de sol, a mi casi no me gustan, éste verano pasado he estado a punto de comprarme unas graduadas, nunca he tenido y el Sol va castigando de lo lindo, aunque estemos en tiempo de invierno, algo me decía que aquel, venía hacia nosotros, efectivamente, Manuel del Olmo Rodríguez, claro que si, desenfadado, cordial, ameno, no nos veíamos desde hacía 44 años, caso curioso, ese día nos tallaban en el local que tenía el Real Centro Filarmónico Eduardo Lucena, y al saludarlo, le noté en la palma de la mano derecha, como una almohadilla, si, me dijo, había tenido un accidente con una maquina de labrar madera y le habían injertado de su barriga, y ayer cuando nos volvimos a dar la mano, allí estaba su injerto.

Esperaba a un par de laborales mas, ¿pero?, otra vez será, pasamos a tomar ese cafelito, en el ambiente que, el que lo haya vivido lo habrá experimentado, además de bonito, notas como la mente, va trayendo situaciones, momentos de los dos tipos, buenos y menos buenos, el tiempo puñetero, no para, para todos fue agradable encontrar a Olmos tan campante, activo donde los haya, motero, a su edad, pero motero de verdad, de los que van a los circuitos, jajajaj, no es por nada, pero me hizo gracia, a todos nos encantó su compañía.

Hablando con Caler y los demás, salieron nombres, uno de ellos es Miguel García Mayordomo, pediré números de teléfono a Olmo, para tratar de localizarlo, este muchacho tenía un problemilla en sus tabiques nasales, pero fue un buen laboral, y otro nombre, Juan Ángel Torres Castro, me vino su faz a la mente, lo “vi”, perfectamente, y me dijo por donde trabajaba, y ésta mañana, tomé rumbo hacia allí, cuando iba por Ronda los Tejares, camino hacia donde me habían indicado, un poco antes, veo a un señor que viene cigarrillo en mano, y lo reconocí al momento, me dirigía hacia el y le dije “Perdona, tu y yo nos conocemos”, claro que sí, al momento ya sabía quien era yo, me invito a tomar un café y estuvimos bastante rato dialogando, anécdotas, que durante su estancia en la UNI, como a todo cordobés le pasó, padre Azagra, Sr. García de matemáticas, Zabalza, dimos un repaso, que de eso se trataba, rato agradable y quedamos que lo llamaría para esa, no me sale la palabra, ya que reunión no es, por que no hay orden del día, digamos, “reencuentro” tal vez, que recuerdo llevaba mi cámara en el bolsillo, y no caí en hacerle una foto, a Olmos si se la hice, y la pongo a continuación.

Así hemos entrado en Febrerillo el loco, en estos primeros días nos ha dejado un buen sabor de boca, en el ánimo de todos está en seguir, crear un grupo afín, de compañeros, que puedan llegar a ser amigos, en toda la extensión de la palabra.


Al fondo sitio de encuentro.




Manuel Olmos, actualmente.



Os envío un abrazo desde la ciudad de la Mezquita, Ortega.

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