sábado, 11 de diciembre de 2010

El Cuadernillo nº 17.

Reunión de EL CUADERNILLO en LEGANES.
Crónica social. 7 diciembre 2010

Bien, bien, bien. Tres bien o como dicen los franceses “tres bien”.

Una parte de los componentes de EL CUADERNILLO, fuimos a comer a Leganés, en el mesón A’LAREIRA... Además de la motivación habitual, esta vez contamos con una invitada especial.

El Patio de los Naranjos, antesala de la Mezquita, abrió su puerta principal, la de la torre y dejó salir el espíritu de Enrique Ares materializado por su hija Ada Ares Alonso. Apareció Ada y viajó desde Gandía para acompañarnos en esta comida y recibir infinidad de recuerdos que de su padre tenemos todos. Mención especial para Juan de la Fuente Burguillo que viajó a Madrid, desde Salamanca, solo para asistir a esta comida

Hace unos meses también se abrieron las puertas laterales de Patio de los Naranjos y aparecieron Juan José Candel Ortega y Carmelo Sagrado Sáez, dos que le habíamos perdido la pista. Este recinto del patio, últimamente, nos va dando alegrías.
Durante la comida, Ada, se sentó a la izquierda de Jorge Yllá quien le ilustró con infinidad de recuerdos. Jorge continúa en buena forma a pesar de alguna dolencia que va venciéndola.

El lugar estaba un poco lejos de Madrid. A ¾ de hora en metro desde la Plaza de Castilla. Salió bien pero la próxima vez lo haremos en el Madrid más céntrico. Por ejemplo, la Casa de Córdoba.

El menú: Calamares, empanada y lacón con gerlos. Vino, postre, café y copillas. Prepuesto adecuado. Unos 325 euros en total. Asistieron:

Ada Ares Alonso
Jorge Yllá
Enrique Aguilar Haro y Maria
Rafael Jurado y Mari Carmen
Arturo Pastor e Isabel
Juan A. Hernández Garrido y Manoli
Elena
Burguillo
Guzmán Cid
J. L. Pérez de Burgos
Gregorio M. Cembellin y Pilar
F. García Popa y Angelines

La sobremesa se prolongó hasta bastante entrada la tarde. Hubo despedidas espaciadas hasta que ya quedamos muy pocos. Al final, Elena, Ada, Angelines, Burguillo y yo tomamos el metro de regreso a la estación de Chamartin. Elena para su casa y Burguillo a su tren, de vuelta a Salamanca.

En la estación de Chamartín no encontramos con el hijo de Enrique Ares, que se llama Jorge. Ares le puso ese nombre en recuerdo del Padre Jorge.

Los cuatro nos tomamos una copa en la calle Bravo Murillo y una última en la glorieta de Bilbao. Mucho charlamos y comunicamos hasta que a las 12:30 nos despedimos y cada uno se fue a su casa.

Un largo día que se recordará y dará fe de él, las fotos que acompañarán a esta crónica social.

Fernando García Popa
















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